Un día más…el despertador suena, por tu cabeza ya rondan todas las tareas pendientes del día y el estrés empieza a resurgir. Tus hijos son pequeños y aun duermen. Decides quedarte en la cama unos minutitos más…
-Toc, Toc…- Llaman a la puerta – ¿!Quién será a estas horas!?.
Rápido te desperezas y te diriges a la entrada. Echas un ojo por la mirilla y percibes una silueta familiar, pero desconocida: ¿Quién es? -Soy yo, ¡abre Mamá! -. Al abrir la puerta no puedes creer lo que ves… ¡es tu hijo/a, pero YA TIENE 28 AÑOS!. ¿Es un sueño o han pasado 20 años?
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¿Cuáles son las cualidades personales que desearías que tu hijo/a tuviese al llegar a esa edad? ¿Qué valores o actitudes le definen, y cuales de ellos le aportarían felicidad? Te animo a hacer tuya esta fantasía, a reflexionar y a compartir tus pensamientos.

Las personas no se desarrollan dejando pasar la vida y el tiempo. El proceso de “humanización” requiere un compromiso activo; es necesaria una escuela en cada casa, donde todos los convivientes tienen el derecho y la responsabilidad de aprender. Esta responsabilidad recae con gran peso sobre “los padres”, agentes de transformación social, transformadores de vida, lo quieran o no.
Los niños son grandes esponjas de comportamientos, aunque pueden ser también muy indiferentes a aquello que curiosamente “pensamos que no deben de serlo”, tienen mucha habilidad para sacarnos de nuestras casillas y hacernos perder la paciencia. No existen métodos infalibles para no acabar comportándonos como «chiflados» (de forma poco beneficiosa para ellos o para nosotros), pero siempre podemos continuar aprendiendo y buscar nuevas formas de proceder en esos momentos “críticos”.
Hemos de practicar y alejar de nosotros la urgencia porque estamos acompañando la arquitectura humana y eso precisa muchos años de evolución y maduración. Dejemos a un lado la necesidad de resultados inmediatos, paremos para reflexionar, la educación no funciona con prisa.

Entre aquellos recursos que como padres o familiares pueden ayudarnos, encontramos La Disciplina Positiva. Es un método educativo que se sostiene sobre dos pilares fundamentales; la firmeza y el afecto.
Los educadores que la utilizan nos preguntan lo siguiente:
–¿Que necesitamos para cuidar una planta? –
- Conocerla. Saber cuáles son sus características y las variables que pueden interferir en su vida y crecimiento.
- Observarla y atenderla. Dedicarle tiempo y poner interés.
- Sensibilidad a sus necesidades.
- Conocer y adecuar los recursos propios como cuidador. Mi tiempo, espacio, energía…
Y es a través de este símil como nos adentramos en los 5 Principios de la disciplina positiva:
1. Conexión y pertenencia.
Los niños necesitan recibir amor, sentir que pertenecen al grupo de referencia, y que son importantes para los demás. Temen el abandono y el rechazo, por ello vienen “programados” para captar tu atención todo el día… ¿Me ves…? ¿me ves…? ¡mira…!!!
2. Habilidades socioemocionales de cooperación y contribución.
Capacidad de pensar no solo en uno mismo, sino sentirse parte del bien común. A más desarrolladas tengamos estas capacidades, mayor será nuestro índice de salud mental según el psicoanalista Alfred Adler.
3. Respeto mutuo.
Dignidad y respeto para los otros y uno mismo en entornos libres de miedo y culpa. Al igual que los adultos, los niños toman sus mejores decisiones cuando se encuentran bien, no cuando se sienten amenazados. Esta disciplina hace hincapié en la responsabilidad y el control del propio comportamiento y no el de los demás.
4. Habilidades para la vida.
Capacidad de encontrar los propios recursos. Ser autónomo.
5. Capacitación y aliento.
Tenemos el sentimiento de ser capaces cuando conseguimos hacer algo, no cuando nos dicen que somos capaces; “si no me veo hacerlo puedo comenzar a pensar que algo falla en mi”. Aunque resulte complicado, es preciso ofrecer confianza y afecto siempre, incluso cuando se porten mal. Es en ese momento es cuando han de recibir tu afecto y confianza incondicional.
LA CONSTRUCCIÓN DEL MAPA EDUCATIVO
¿Y como empezamos con todo esto? Esta disciplina nos propone crear nuestro propio mapa educativo, analizando nuestras dificultades, objetivos y potencialidades como educadores. Puede ayudarnos a comprender cual puede estar siendo nuestro impacto y el porqué de los resultados. Se trata de encontrar una oportunidad en cada problema.
DIFICULTADES DEL PRESENTE | OBJETIVOS DEL FUTURO |
Que cosas o situaciones me sacan de mis casillas. (Creamos una lista de retos problemas, dificultades en casa.) | Lista de cualidades o características personales que te gustaría que tuvieran para ser personas felices y capaces. (lista ejemplo: tolerancia, empatía, asertividad, amor…) |
POTENCIALIDADES A DESARROLLAR. RETO “Modela en ti mismo aquello que exiges a los niños”. | |
¿Qué cosas hacemos cuando estamos fuera de las casillas? (En esas situaciones solemos utilizar herramientas a corto plazo; etiquetar, insultar, premiar, castigar, sermones…). |
También es importante:
–DDTP: deja de tomarlo personalmente. Es importante no tomarse su actitud de manera personal. Así se crea el respeto y la tolerancia.
-Cambiar la culpa por responsabilidad.
-Mirarnos a través de nuestras fortalezas y no acostarnos pensando en lo que hacemos mal. El objetivo no es ser perfectos, sino ser progresivamente menos torpes.
-Comenzar a romper hábitos para adquirir otros nuevos.
–Solo podremos dar con amor a medida que recibamos un amor y comprensión similares. En ocasiones, será útil hablar con alguien que comprenda lo duro que puede resultar ser padres o formar parte de una comunidad educativa.

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Referencias
Nelsen, J. (2007). Disciplina Positiva. Como educar con firmeza y cariño. Ediciones Medici.